
Probablemente incluso antes de que la primera piedra fuese grabada, el hombre aplicaba pigmentos sobre su cuerpo para afirmar su identidad, la pertenencia a su grupo y situarse con relación a su ambiente. Esta práctica ilustrada se convierte en un instrumento de transformación. Los dibujos y los colores permiten cambiar de identidad, señalar la entrada en un nuevo estado o grupo social, definir una posición ritual o reafirmar la pertenencia a una comunidad determinada, o sirven sencillamente de ornamento.
La pintura corporal, reaparece en Occidente a finales del siglo XX. Arte transitorio, el pintor crea un dibujo sobre su modelo. Se le consagran varios festivales, entre ellos el de Seeboden en Austria "World bodypainting festival" y el de Bruselas en Bélgica en el Festival Internacional de la película fantástica, "The International Body Painting Contest".
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